
Grimaldo tenia 39 años, era un prospero funcionario del banco Suizo Peruano; su posición era deseada por muchos, pero codiciada por nadie, pues Grimaldo se había graduado con honores de la carrera de economía, y había llegado por sus propios méritos a jefe del área de créditos de dicha institución.
A pesar de tener su oficina en el piso 12 de la agencia principal del banco; él era muy amigo de todos los empleados, desde el portero hasta el gerente general, Un suizo seco que confiaba mucho en él, todos conocían el carisma de Grimaldo.
Faltaba solo 3 días para su cumpleaños y a la salida de ésa jornada, fue Martín, su mejor amigo y encargado de Banca Personal, quien reunió a todos los trabajadores del banco e hizo la pregunta de ley:
-Ya muchachos, ¿qué vamos a hacer pa`l cumpleaños del Grimaldo?-
-¿Qué sugieres?- Preguntó Mariana desde una Venanilla
-Miren, yo creó que deberíamos hacer un tonazo sorpresa, yo ofrezco mi depa si quieren; ahora: si alguien tiene una casa más grande, se aceptan propuestas, no hay problema-
-Un ratito: Grimaldo puede ser muy amigo nuestro, pero, que yo sepa, no es muy afecto a los tonazos-
-cómo se nota que no lo conoces, ése es un desgraciado… pa` su traza de sonso; es cierto que no sale mucho, está metido en la chamba pensando a quién le da crédito y a quien no. Pero si lo conocieras como yo… jaja. En más de una despedida de soltero lo he visto con sus traguitos y hasta quiera agarrarse a la flaquita del Strip tease, ése es la muerte, no lo conocen.-
-¿hablas en serio?-
-Claro que si flaquita, oye, tú deberías ser la más interesada en conocer al gran Grimaldo; las paredes me han contado que estás medio templada del soltero codiciado-
Mariana no pudo evitar sonrojarse; lo que había dicho Martín sobre su amigo era cierto. Grimaldo no salía a fiestas, pero bastaba darle un trago para ponerlo muy alegre, era muy solitario a pesar de sus amigos pues no se había casado, fue entonces Mariana quien tomó la iniciativa
-hagamos la fiesta en mi casa-
-Caramba Marianita; estás templada, DESESPERADA por el Grimaldo- dijo Martín
-Ash, cállate oye; ¿qué vamos a hacer todos los 50 aquí presentes en tu depita de soltero? Mis papás van a viajar en 3 días mi casa es más grande, podemos hacer el tono ahí-
-¿y tus viejitos no se molestaran por los escombros que vamos a dejar?-
-no. Porque vas a ayudarme a limpiar al día siguiente. Mira: el día de la fiesta después de trabajar, lo llevas dizque a tu departamento para una cosa íntima entre ustedes dos; recordemos que a él no le gustan mucho las fiestas. Ya que vives a tres cuadras de mi casa ése día cambias de ruta por el tema de los ladrones y dejas tu carro en el garaje que está al lado de mi casa, me tocas la puerta como quien no quiere la cosa y le damos la sorpresa a Grimaldito-
-ok, usted manda señorita Mariana-
-El plan está listo, ahora lo que necesitamos es un poco de billete para todo lo que se va a requerir: tragos, bocaditos, música y afines-
No hubo problema en ello, todos los empleados del banco aportaron con lo que pudieron, algunos con 2, otros con 20, otros con 50 pero absolutamente nadie dejó de hacerse presente con una cantidad grande o pequeña para el homenaje que se estaba planeando.
El gran día había llegado y lo primero que hizo Martín al levantarse fue marcar al celular del hombre del cumpleaños.
-¿alo?-
-¡Habla Grimaldo! deraciào ¿cómo estás? –
-Martín: asu madre: ¿qué tal oye?
-¿Qué te pasa compare, es tu cumpleaños o tu velorio?-
-Nada, nada, solo que al despertar me he acordado de ciertas cosas-
-Ya cuñao: igual: feliz cumpleaños, éstas son las mañanitas y nos vemos en la oficina-
Era raro el tono en el que Martín escuchó a su amigo, jamás había oído ése tono en la voz de Grimaldo: igual, pensó Martín, iban a verse dentro de poco en el banco.
Daban ya las nueve en punto, era la hora de ingreso, a Grimaldo se lo conocía como uno de los funcionarios más puntuales de la institución; pero el día de su cumpleaños no llego a trabajar a la hora de siempre. Eran ya las10, las 11 las 12 y el protagonista del día para quien se estaba organizando una gran fiesta, aún no había registrados su presencia
-¡Llámalo!- le pidió Mariana a Martín
-Ok, ok flaquita. No te molestes-
Pero el celular de Grimaldo estaba apagado. Eran las 3 de la tarde, Grimaldo había pactado una cita con los dueños de un súper mercado para evaluar posibilidades de un préstamo que ellos habían solicitado al banco; los empresarios esperaban a Grimaldo en su oficina pero él jamás apareció.
Ya eran las 9 p.m. hora pactada para la ejecución del la sorpresa; Ya que, según Martín, el cumpleañero no había contestado el teléfono todo el día y al ir a buscarlo a su casa, él no estaba ahí; decidió buscar a Grimaldo en lugares vecinos. Fue impresionante el lugar donde lo encontró.
Grimaldo estaba muy alegre, disfrutando de aquel momento, como jamás lo había disfrutado, y es que efectivamente jamás había vivido una ocasión parecida. Grimaldo acababa de romper la piñata, tenía aún el mazo en la mano con el que aprovechaba para pegarle al payaso, mientras los niños le hacían el famoso apanado. Era una fiesta infantil.
Martín nos contó hace poco que Grimaldo es hijo de un militar retirado: el Coronel Bernardo Muñante, quien al parecer era todo un personaje con los amigos de Grimald, incluido Martín, los llevaba a campamentos, contaba chistes, los llamaba por sus apodos, en fin. Pero siempre quiso que su hijo abrazara la carrera militar al punto de no querer hacerle fiestas de cumpleaños cuando era niño. Su mamá lo sugería pero don Bernardo decía que un futuro servidor de la patria no está para fiestecìtas.
Cuando era niño, Grimaldo nunca celebró su cumpleaños como es costumbre; pero en ésa ocasión se estaba sacando el clavo, era infante a los 40.